sábado, 12 de octubre de 2013

2%

Me dura la ilusión lo mismo que la batería del móvil: se agota un poco con cada imagen, con cada palabra dicha, con cada conexión infructuosa. Lo que empezaba al 100% al despertar va degradándose inevitablemente,  hasta que al final de la noche me prometo intentar estirarla más mañana o tal vez dejar que se agote y recargarlo totalmente en otro enchufe.
Pero no puedo, porque ¿y si justo cuando se apague decides aparecer? Y así vivo, con miedo a apagarme, con rabia por seguir encendida y perdiéndome inútilmente. Eternamente conectada a ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario